Vivir en plenitud

Dijo una vez Khalil Gibran: “En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente”

Son tiempos extraños, confusos, que nos invitan a estar mas pendientes de lo que pasa fuera que de nosotros mismos.

Yo, siento demasiada información a mi alrededor que a veces, se convierte en desinformación, demasiado ruido, que me impide escuchar a veces mi sentir interno.

Y la vida, se sigue abriendo paso, danzando con la muerte, como siempre ha sido.

Quizá, es que en algún momento olvidamos, que venimos con fecha de caducidad, y muchas veces esa fecha no depende de cuando hayamos venido al mundo.

Pero seguimos viviendo de espaldas a la muerte con la que irremediablemente, deberemos aprender a bailar, y de espaldas a la vida, porque el miedo a morir, se transforma en miedo a vivir.

Y todo es un ciclo, luz, oscuridad, noche, día, vida, muerte, alegría, tristeza, arriba, abajo…la danza de los opuestos en su melodía dual.

Y nosotros aquí…pero la pregunta es:

¿podemos aprender a danzar en la oscuridad?

 ¿podemos sentir la primavera que hay en el corazón del crudo invierno, y que eso nos de impulso?

¿podemos confiar en ver la luz de nuevo tras el oscuro anochecer?

¿podemos abrazar todo lo que muere a nuestro alrededor, sabiendo que eso nos acerca mas a nuestra propia muerte?

¿Y aún así…estar en plenitud? ¿En plenitud de vida?

Yo hace tiempo entendí que la plenitud engloba todo, absolutamente todo, lo que entendemos por bueno, lo que entendemos por malo…dos caras de la misma moneda.

Sentirse plena cuando puedes abrazar el miedo y sentir que te bastas para acogerte y sosegarte cuando la noche es oscura.

Sentirse plena cuando amas, cuando ríes y bailas y la alegría de vivir, llena tus días.

Sentirse plena cuando lloras y despides con dolor lo que una vez amaste o fue parte de ti, porque ese dolor te hace recordar cuanto lo disfrutaste y aprendiste.

Sentir, sea lo que sea, me hace sentir plena.

No escapar de lo que la vida trae, sea del color que sea….

Y recordar que siempre, al final de todos los caminos y al principio de todos ellos, estás tú, que te desdibujas, te diluyes, te expandes, te contraes, te desintegras, te reconstruyes, caes, te levantas, sonríes,bailas, avanzas, lloras, vives y mueres.

Siempre tú.

En este tiempo de solsticio, te invito a conectar con esa luz que se abre paso entre la noche oscura y a redescubrirte en plenitud.

¡Feliz vida!

4 comentarios

  1. Precioso Sandra, cuánto tiempo sin saber de ti. Me alegra infinito que te encuentres bien y recibir en mi correo reflexiones tan bellas. Felices fiestas. Cuídate mucho. Un fuerte abrazo

  2. Verdad y belleza juntas.
    Gracias Sandra.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.