El silencio

   

En estos días, en estos tiempos en que todo son prisas, yo siento una necesidad profunda de estar en mí, aunque sea un ratito.

De permitirme estar a solas conmigo, para hacer balance de todo lo vivido este año y decirme a la cara mis verdades.

Hay veces que con tanto ruido no me permito escucharme, voy de una tarea a otra, presa de la autoexigencia , esa que me dice que nunca es suficiente.

Otras veces me diluyo y me pierdo en las necesidades de otros, me engaño pensando que son mías también, pero en realidad no lo son.

En un mundo, que nos invita constantemente a vivir hacia fuera, sin mirar hacia dentro….porque estar permanentemente hacia fuera y en el ruido es una manera de huir, de escapar de nosotros mismos.

Siempre pensando, siempre actuando, siempre en movimiento, siempre hablando….

¿no te ha pasado que a veces te gustaría tener un botón de Off y parar tu cabeza, tus pensamientos….entregarte a la quietud?

Pero,  qué pasa si lo haces?, si ves el vacío, el abismo que hay en ti, ese precipicio al que quizás no te atreves a mirar….

El silencio, que gran tesoro…¿hay silencio en tu interior?¿O hay más ruido?

Hace tiempo entendí, porque es tan difícil estar callado cuando estás con alguien, no es por el otro, es por nosotros mismos, tener que llenar todos los espacios para que el otro no perciba tu miedo, tú vacío o por el contrario que no juzgue tu paz si la tienes.

Porque la paz y la quietud parecen aburridas a veces.

Yo ahora ya sé, que cuando puedo estar en silencio con alguien, cuando me permito eso, esa persona es alguien muy especial con la que no necesito disfrazarme de charlatana, no necesito llenar mis huecos, ni tampoco los suyos.

Me pasa con muy pocas personas, pero es mágico, es amor en quietud, puro presente perfecto.

Y si la persona con la que disfrutas del silencio eres tú mismo, eso ya no tiene precio, silencio interior, sin ruido, solo dejando que venga la voz de tu esencia, esa que te susurra que lo estás haciendo bien, aunque a veces no sea fácil, aunque a veces duela.

Esa que te dice lo que a veces te da tanto miedo escuchar, pero que te dice lo que tú ya sabes , esa verdad que no te has atrevido a mirar.

En esta Navidad regálate un poco de silencio y conexión contigo mismo, y desde ese lugar permite simplemente deja que tu SER se ponga cómodo y respira la vida, el presente, el fluir sin más pretensiones que estar en ti.

Y ábrete a recibir sus mensajes, pues el silencio también habla…pero en un lenguaje sin ruido, tal vez te cueste al principio entender su idioma pues no estamos acostumbrados a que nos hablen tan claro.

Pero abrirse al silencio siempre tiene premio.

Feliz Navidad y Feliz 2018

Que tu 2018 esté lleno de momentos de silencio interior, de conexión.

Gracias por todo lo compartido este año, os llevo en el corazón.

Un abrazo inmenso,

Sandra

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