El dolor de mi árbol

 

Yo no soy sólo yo, soy todos los que vinieron antes y todos los que vendrán después.

Una parte de mi forma de caminar, de mi forma de ver el mundo la aprendieron, mis  padres, abuelos y mucho antes los que vinieron antes de ellos, e incluso antes de antes.

Y la llevo cosida a mi alma por hilos invisibles que a veces se vuelven visibles, me golpean, me arrastran y a la vez me elevan y me liberan.

Es por eso, que a veces me sale una fuerza de dentro que nadie más en mi entorno familiar cercano posee, o que quizá no se ha dado la oportunidad de descubrir, porque surge de una oscuridad a la que da miedo mirar.

En otras ocasiones me asomo a un dolor profundo, que siento muy adentro, que no tiene que ver con nada de lo que vivo en mi presente,  pero que viene como un monstruo de siete cabezas que me devora por dentro, y que siento en mi vientre.

Y lo reconozco, porque viene de muy atrás, es el dolor de mi árbol, de todo lo que nunca se dijo, lo que nunca se entendió, de las injusticias que unos sufrieron a manos de otros que pensaban que eran justos, de las muertes que se silenciaron, de los secretos que se guardaron por el que dirán, de los rencores, de la tristeza profunda de sentirse solo, del dolor del abandono, del dolor de la separación.

Y ese dolor viene para decirme que ya es el tiempo de mirarle a la cara, de reconstruir la historia, de aceptarlo todo , con los ojos del amor, de entender que nadie tiene la verdad absoluta, que vencedores y vencidos sufrieron igualmente, que todo es amor, que solo hay amor.

Y entonces los miro, con los ojos del corazón, no me hace falta saber sus nombres, ni la verdad de lo que sucedió, solo abrirme a sentirlos, honrar su dolor, darle su espacio, entender que todos hicieron las cosas lo mejor que pudieron, porque ellos también llevaban a cuestas su cajita de dolor, de los que vinieron antes, antes incluso de antes….y mucho antes aún.

Y dejo que lloren a través de mi, que sus lágrimas que son las mías, me limpien y me liberen a mi y a ellos.

Y les doy las gracias, por ser parte de mi, por mostrarme y enseñarme que hasta la mas profunda de las oscuridades se puede mirar con los ojos del amor.

Y les pido perdón, y me pido perdón, y les perdono y siento que me perdonan, y una capa invisible de ese dolor se desprende y ellos sonríen y yo también….y siento mis raíces llenarse de luz y de fuerza, regenerarse.

Y Yo soy yo, y ellos son ellos, y a la vez todos somos lo mismo, en la rueda del tiempo, tejiendo y destejiendo aprendizajes y sueños, hilvanando nuestras vidas con el hilo invisible del amor que todo lo conecta, entendiendo que todas las veces que anduvimos perdidos, que nos desdibujamos, era solo para que un día volviéramos a sentir la felicidad de volver a encontrarnos y reconocernos y poder retomar toda nuestra fuerza y nuestro poder.

Si llama a tu puerta algún día este dolor, ábrete a acogerlo y a entenderlo con el los ojos del corazón ,  no le des la espalda,porque el amor es la llave que abre todas la puertas.

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